Vuelve el fuego y con él retorna el infierno a las cumbres de Tenerife, tal y como sucede desde tiempos inmemoriales en nuestra Isla. Esta vez le toca al Sur.
Hacía tiempo que el fuego no sorprendía los montes de la isla de Tenerife y más desde el último que afectó al municipio de Adeje, pero pasadas las tres de la tarde de ayer las llamas prendieron en unas huertas cercanas a Ifonche, no muy lejos del barranco del Infierno.
Pronto una gran columna de humo fue visible desde las playas, como siempre en este municipio que al año recibe más turistas que la mismísima Cuba.
La reacción fue implacable porque la experiencia indica que con el calor de ayer bastaba algo más de viento para que el conato tornase tragedia.
Hasta tres helicópteros operaban en la zona apenas una hora después, y uno de ellos localizó a un grupo de una docena de senderistas en el propio barranco, poniéndolos así a salvo del grave peligro que corrían.
En total son unas 50 las vidas humanas que se han desalojado para evitar desgracias irreparables, fundamentalmente evacuados de viviendas ubicadas en el referido Ifonche y los contiguos Taucho y La Quinta. Alguna casa sufrió ya el devastador efecto del fuego.
A pesar de que un cuarto helicóptero (en total los dos del Grupo de Emergencias y seguridad, uno del Cabildo y otro del Ministerio de Medio Ambiente) se sumó al operativo junto a un importante despliegue en tierra, a las cinco y media de la tarde ya eran varias las columnas de humo visibles desde buena parte del Sur, con una densidad tan creciente como la preocupación de vecinos y autoridades.
Ya hacía rato a esas alturas que el Cecopal, un órgano de gestión municipal para emergencias, había cedido el bastón de mando a su igual de carácter insular, el Cecopin, al resultar afectados los contiguos municipios de Vilaflor y Guía de Isora, ya directamente o por el riesgo de propagación.
Pero la ventaja que tiene una tragedia que se repite como esta maldición natural es que los responsables ya saben lo que tienen que hacer, y ayer tal circunstancia dio sus frutos en la medida de lo posible.
Lo más importante es que, salvaguardadas las vidas humanas (no hubo que habilitar albergue alguno dado que la inmensa mayoría de las afectadas son segundas viviendas), la batalla dada desde aire y tierra permitió al menos acotar el frente que avanzaba hacia Vilaflor, donde un fuego en sus pinares equivaldría a una catástrofe en la corona forestal tinerfeña.
La imagen del incendio en forma de uve con un frente cuanto menos perimetrado y el otro más activo, el que se va hacía Taucho y barranco del Infierno.
Mientras las brigadas forestales del Cabildo y los bomberos del Consorcio pelean en esta barrera natural para evitar que las llamas lleguen al municipio de Guía de Isora, el fuego avanza por la reserva natural a la que da nombre el referido barranco.
Con el Gobierno de Canarias ya al mando al decretarse la situación de emergencia y el máximo nivel de alerta, el 3, entre 900 y 1.000 hectáreas ya habían ardido a la medianoche. El amanecer dirá si el infierno está controlado.
Publicado en: Diario de Avisos