Un bostezo es la acción incontrolada de abrir la boca, con separación muy amplia de las mandíbulas, para realizar una inhalación profunda a la que sigue una espiración de algo menos de lo inhalado, con cierre final.
Cuando se bosteza, además, se estiran los músculos faciales, se inclina la cabeza hacia atrás, se cierran o entornan los ojos, se lagrimea, se saliva, se abren las trompas de Eustaquio del oído medio y se realizan muchas otras, aunque imprecisas, acciones cardiovasculares, neuromusculares y respiratorias.
Es una acción común entre los animales vertebrados.
Los mamíferos y la mayoría del resto de animales dotados de columna vertebral bostezan, incluyendo peces, serpientes, tortugas, cocodrilos y aves.
Características
Todos bostezos son prácticamente iguales (generalmente, en algunos casos se expulsa un chorro de agua de la boca), pero su forma y duración puede variar.
El bostezo constituye un ejemplo de lo que en los estudios clásicos de comportamiento animal, se denomina pauta fija de acción, instintiva. No es un reflejo, una respuesta corta, rápida y proporcional a un simple estímulo, sino que, una vez que comienza, un bostezo debe continuar inevitablemente, como un estornudo.
El bostezo sigue su curso durante un promedio aproximado de cuarenta y dos segundos, pero su duración puede variar entre alrededor de tres segundos y medio y superar en mucho la media normal.
No se puede bostezar a medias: como toda pauta fija de acción, posee una intensidad característica, por cuya razón no se puede contener un bostezo.
Los bostezos llegan en tandas y el intervalo entre bostezo y bostezo varía alrededor de 68 segundos.
No hay relación entre la frecuencia y la duración de los bostezos; producir bostezos cortos o largos no se compensa por bostezar con mayor o menor frecuencia.
Para la inhalación, al comienzo de un bostezo, y la espiración, a su término, no es necesario mantener libres las fosas nasales.
Sí es esencial, sin embargo, la inhalación de aire por la boca y abrir completamente las mandíbulas.
El bostezo es un poderoso mensaje no verbal con varios posibles significados, dependiendo de las circunstancias:
- Puede ser un indicador de cansancio, estrés, exceso de trabajo o aburrimiento.
- Una acción que indica descompresión psicológica tras un estado de alerta elevado.
- Un medio de expresión de emociones fuertes como el enojo, el aburrimiento y el rechazo.
- Un bostezo puede expresar fuertes mensajes asociales por lo que en algunas culturas la gente intenta disimular el bostezo colocando una mano sobre la boca.
- Los bostezos son contagiosos entre los seres humanos o bien de animales a humanos. También se ha estudiado que en los chimpancés ocurre lo mismo.
¿Por qué bostezamos?
Una hipótesis muy común sobre el bostezo sostiene que es provocado por el exceso de dióxido de carbono y la falta de oxígeno en la sangre, el tronco cerebral al detectar esto genera el bostezo, la boca se ensancha y los pulmones inhalan profundamente, trayendo oxígeno hacia los pulmones y consecuentemente a la corriente sanguínea.
Una hipótesis más reciente afirma que el bostezo sirve para regular la temperatura corporal o para relajar la musculatura de la cara al estar mucho tiempo de la misma forma; Otra teoría sostiene que los bostezos son provocados por los mismos químicos (neurotransmisores) en el cerebro que afectan las emociones, el sentido del humor, el apetito y otros fenómenos. Estos químicos incluyen serotonina, dopamina, ácido glutámico y óxido nítrico. A medida que más de estos compuestos son activados en el cerebro la frecuencia de los bostezos aumenta. Por el contrario, una mayor presencia en el cerebro de neurotransmisores narcóticos, tales como la endorfina, reduce la frecuencia de los bostezos.
A menudo se dice que el bostezo es contagioso: si una persona bosteza, esto causará que otra persona "responda" el bostezo, en ocasiones generando una cadena. Las razones para esto son poco claras, posiblemente se deba al "poder de sugestión". Otras teorías sugieren que el bostezo sirve para sincronizar el comportamiento anímico entre animales gregarios de forma similar al aullido de una manada de lobos durante la luna llena. El bostezo entonces emitiría una señal de cansancio hacia otros miembros del grupo para sincronizar los patrones de sueño y períodos de actividad.
Otra idea también sugiere que el bostezo oxigena y provee de oxigeno al cerebro, produciendo en este caso una disminución del cansancio por ejemplo: por estado de aburrimiento.
En su ensayo "Adaptarse a la marea", Eduardo Punset sostiene que "los bostezos son un legado de nuestra condición animal anterior a la de humanos, que cumplían una finalidad social en el caso de los primates —transmitir la necesidad imperiosa de iniciar una acción colectiva y preventiva frente a intrusos—.
La Ciencia no ha descubierto en el bostezo ninguna utilidad en la vida moderna; ni siquiera la de oxigenar los pulmones. Experimentos realizados en la Universidad de Maryland (Estados Unidos) han demostrado que las personas sometidas a sobredosis de oxígeno no disminuyen la frecuencia de sus bostezos; son un puro residuo ancestral y genético".
Hay otra hipótesis que explica que el bostezo es debido a que los antiguos anfibios estaban provistos de branquias, y que el bostezo es equivalente a la respiración branquial.
La penúltima hipótesis explica que el exceso de maren en la sangre provoca estos espasmos.
Diversos estudios recientes de escáneres cerebrales han demostrado que el bostezo provoca una única actividad neuronal en las áreas del cerebro que están directamente involucradas en la generación de conciencia social y la creación de sentimientos de empatía. Una de esas áreas es el precuneo, una pequeña estructura oculta en los pliegues del lóbulo parietal. Según los investigadores del Instituto de Neurología de Londres, el precuneo parece desempeñar un papel central en la conciencia, la auto-reflexión y la recuperación de la memoria.
El precuneo también es estimulado por la respiración yóguica, que ayuda a explicar por qué las diferentes formas de meditación contribuyen a un mayor sentido de auto-conciencia. También es una de las zonas más afectadas por enfermedades relacionadas con la edad y problemas de déficit de atención, así que es posible que el bostezo deliberado pueda reforzar realmente esta parte importante del cerebro.
¿Cómo enfría la cabeza?
Más que sólo indicación de fatiga y aburrimiento, o señal de empatía, bostezar podría ser un mecanismo para enfriar la cabeza, según un estudio dirigido por Andrew Gallup, de la Universidad de Princeton.
Gallup y Eldakar Omar, de la Universidad de Arizona, encontraron que la frecuencia de bostezos varía con la estación del año.
Las personas bostezan menos cuando el calor al aire libre es mayor que la temperatura corporal, lo que podría deberse a que el bostezo serviría como un método para que el cerebro regule su temperatura.
En el estudio los participantes fueron más propensos a bostezar en el invierno, en comparación con el verano cuando la temperatura ambiente era igual o superior a la temperatura corporal.
El estudio concluyó que las temperaturas más altas no dan alivio a cerebros sobrecalentados, pues de acuerdo con la teoría de la termorregulación del bostezo el cerebro regresa a la calma o se enfría a través de un intercambio de calor con el aire aspirado durante un bostezo.
Se cree que el efecto de enfriamiento del bostezo es el resultado del incremento del flujo sanguíneo al cerebro causada por el estiramiento de la mandíbula, así como por una contracorriente de intercambio de calor que se genera con el aire ambiental que acompaña a la inhalación profunda.
De acuerdo con la hipótesis de enfriamiento del cerebro, bostezar en demasía es contraproducente, pues las inhalaciones más profundas no promueven el enfriamiento. En otras palabras, debe haber una “ventana térmica” o un rango relativamente estrecho de temperaturas ambiente en el que se esperan tasas más altas de bostezar.