El exlíder libio Muamar al Gadafi, abatido el jueves por las fuerzas rebeldes, será enterrado hoy en un lugar que se mantendrá en secreto, anunció Mohamed Essayeh, miembro del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio a la cadena de televisión Al Yasira.
Gadafi será inhumado según el rito musulmán en territorio libio, en presencia de un imán y de muy pocas personas más, dijo Essayeh.
"Gadafi será enterrado hoy mismo y no mañana. No merece un funeral oficial porque era un tirano", declaró.
Essayeh explicó que el lugar del entierro se mantendrá en secreto para "evitar cualquier riesgo de discordia en el seno del pueblo libio".
Gadafi, quien dirigió Libia con una mano de hierro durante 42 años, fue abatido ayer jueves por los rebeldes libios en su ciudad natal, Sirte, y su cadáver fue conducido a la vecina Misrata.
Mansour Daouw, jefe de seguridad interior del antiguo régimen, que fue capturado el jueves, declaró a la cadena de televisión Al Arabiya que Gadafi y sus colaboradores más cercanos habían huido a Sirte tras la caída de la capital, Trípoli, en manos de las fuerzas rebeldes el pasado 23 de agosto.
Daouw añadió que no era Gadafi el que dirigía los combates en Sirte contra las fuerzas del Consejo Nacional de Transición libio, sino su hijo Mutasim, abatido también en esa misma ciudad el jueves.
"Huida frustrada"
La mañana empezó de forma muy diferente. Consciente de que los rebeldes iniciaban su operación definitiva sobre Sirte, Gadafi, rodeado por varias docenas de guardaespaldas leales y acompañado por el jefe de su ya inexistente ejército, Abu Bakr Tunis Jabr, rompe dos meses de estado de sitio rebelde en Sirte y logra huir hacia el oeste.
Pero no por mucho tiempo. La OTAN localiza los vehículos militares que pertenecen a los pro-Gradafi y, a las 08:30 de la mañana, los 50 camiones equipados con armas pesadas están quemados y destrozados junto a una subestación eléctrica a 20 metros de la carretera que sale de Sirte, a tan solo dos kilómetros de la localidad.
Dentro de los vehículos todavía sentados están los esqueletos quemados de los conductores y los pasajeros, muertos al instante por el bombardeo. Otros cuerpos yacen mutilados. En total, unos 50 cadáveres, entre ellos el antiguo jefe de las Fuerzas Armadas de Gadafi.
Altos cargos militares de EE.UU. que han pedido el anonimato han confirmado a la cadena de televisión NBC que un avión Predator no tripulado lanzó un misil Hellfire contra el convoy. Según los funcionarios, tanto el Predator como un avión de la OTAN alcanzaron a varios vehículos.
Según la versión del ministro francés de Defensa, Gerard Longuet, un avión galo de combate Mirage 2000, integrado en la OTAN, detectó el convoy y lo ametralló.
Los disparos del avión francés dividieron la fila de automóviles y una parte de la misma fue atacada por una brigada de los rebeldes libios, en un enfrentamiento "en el que se destruyeron vehículos y hubo personas heridas", explica Longuet. Los combatientes "sacaron al coronel Gadafi" de un vehículo y puede que le hirieran entonces.
"Como una rata"
Sin embargo, según la versión del primer ministro del CNT, Mahmud Yibril, Gadafi y un puñado de sus hombres logran escapar de la muerte y parece que consiguen ocultarse en unos árboles en la carretera principal. Poco después se meten en dos tuberías de drenaje, donde el líder libio vive su última paradoja vital: él, que había pedido orgulloso a sus tropas, cuando tenían a los rebeldes asediados en Bengasi, que los cazasen como ratas, es cazado finalmente como un roedor.
"Él nos llamó a nosotros ratas, pero mira cómo le encontramos", asegura a Reuters Ahmed Al Sahati, un insurgente de 27 años mientras señala las dos tuberías situada junto a la carretera de seis carriles de ancho.
Los insurgentes seguían la pista al convoy y no tardaron en encontrar a Gadafi y su séquito.
"Al principio les disparamos con nuestras baterías antiaéreas pero no sirvieron para nada", detalla Salem Bakeer, que desvela que el ex-dictador y sus hombres iban a pie.
"Uno de los hombres de Gadafi vino haciendo gestos con su rifle en el aire y gritando que se rendía, pero tan pronto como vio mi cara empezó a dispararme", añade.
"Luego creo que Gadafi les dijo que parasen. 'Mi maestro está aquí, mi maestro está aquí, Muamar al Gadafi está aquí y está herido'", narra Bakeer.
En efecto, Gadafi estaba herido por disparos en su pierna y en su espalda, según Bakeer, una versión que ha sido confirmada por otros rebeldes que participaron en la operación, que han asegurado que Gadafi fue disparado y herido al final por sus propios hombres.
"Uno de los guardaespaldas de Gadafi le disparó en el pecho", señala Omran Jouma Shawan.
Final dantesco
El panorama en las tuberías era dantesco. Con cables caídos de la subestación eléctrica cercana que cubrían la entrada, allí había tres cuerpos sin vida, aparentemente también guardaespaldas de Gadafi.
Al final de la tubería había otro grupo de cadáveres, todos hombres de raza negra. Uno de ellos tenía los sesos volados y otro había sido decapitado.
Los soldados del Gobierno de transición lanzan disparos al aire y gritan 'Alá es grande' y posan para fotografiarse.
Mientras, Gadafi es trasladado herido y acosado por los insurgentes, tal y como muestran las imágenes.
Nadie sabe qué pasó luego aunque por las calles de Sirte se pasea triunfante con una pistola de oro que supuestamente perteneció a Gadafi un joven de 18 años llamado Ahmed al-Shabaini. Los que le rodean le llaman con otro nombre: "El hombre que mató a Gadafi".
"Moriré aquí, como un mártir"
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A medida que pasaban las semanas, surgían rumores de que el dirigente había muerto o resultado herido en los ataques de la OTAN. Para desmentirlo, aparecía de vez en cuando hablando en televisión, aunque sus últimos discursos fueron difundidos sin imágenes, probablemente para no dar pistas sobre su paradero. En uno de esos mensajes afirmó: "No voy a dejar esta tierra, moriré aquí, como un mártir".
Excéntrico
Gadafi no ocupaba cargo gubernamental alguno y era conocido como el 'Líder Hermano' y el 'Guía de la Revolución'. Se esforzó por tener influencia en África y lo hizo, en parte, siendo espléndido con otros países más pobres utilizando los ingresos obtenidos de la explotación de los recursos petroleros libios.
En sus visitas al extranjero llamaban la atención sus excentricidades. Cuando el año pasado viajó a Italia, invitó a cientos de mujeres jóvenes a convertirse al Islam, algo que eclipsó la visita, cuyo objetivo era consolidar los vínculos entre Trípoli y Roma.
Los cables diplomáticos estadounidenses hechos públicos por WikiLeaks revelaron otros gustos del líder libio. Uno de ellos cuenta que insistió en alojarse en la planta baja cuando fue a Nueva York en 2009 para asistir a una reunión en la sede de la ONU y que se negaba a subir más de 35 escalones.
También se supo que tenía un equipo de cuatro enfermeras de nacionalidad ucraniana, una de las cuales era descrita como una "rubia voluptuosa".
Fuente: El Dia
Video: RTVE.es